Hace una semanas me pasó algo que hizo que me diera
cuenta de lo importantísimo que es, no solo para nosotros a quienes nos gusta
la ropa sino que para cualquier persona, la buena atención en una tienda. Yo
soy de las personas que si la tratan mal en un lugar o quienes atienden son
pesados no va más y punto. Porque admitámoslo, comprar, para quienes disfrutan
de hacerlo, es mucho más que solo conseguir algo nuevo; es una experiencia y si
esa experiencia no va de la mano con una buena atención puede ser nefasta. A mi
me ha tocado trabajar en negocios donde he tenido que atender a gente y creo
que lo menos que uno puede hacer, si te están pagando para eso, es ayudar a las
personas lo más que puedas y tener buena disposición, aunque te toque un
cliente cacho.
Les cuento lo que me pasó: hace varias semanas
empezó la liquidación de marcas en París que, como ven en la imagen, incluía a
Topshop. Así que cuando vi la publicidad fui de inmediato a la tienda del
Costanera Center, que es la que me queda más cerca, para ver que tal estaban
los descuentos. Y cuando llegué me encontré con la sorpresa de que no había
nada con descuento en Topshop. Al preguntarle a las promotoras el porque de
esta situación me dijeron que no sabían nada y que el día anterior les habían
hecho etiquetar todo para luego tener que sacarlo, lo que encontré insólito. Entonces
me dirigí a la gerencia con mi amiga Karenina y la respuesta bastante
insatisfactoria fue que no habían prendas de la temporada pasada de Topshop y
que esas eran las que tenían descuentos, lo que por cierto no se especificaba
en la publicidad.
Ya bastante chata por lo ocurrido twittié algunas
cosas a la tienda París y me respondieron que hiciera el reclamo a un mail,
cosa que obvio hice. Pasaron un par de días, hasta que me respondió Manuela
Augusto, subgerente de clientes del Costanera Center, pidiéndome disculpas por
lo ocurrido e informándome que podía acudir a la tienda para hacer efectivo el
descuento en las prendas correspondientes. Después de leer esto me puse muy
feliz y partí al otro día al Costanera. Manuela me atendió y fue un amor, me explico
un poco lo que había pasado y me pidió disculpas por las respuestas que me
habían dado anteriormente. Me llevó donde el promotor de Topshop y ahí empecé a
elegir lo que quería. Justo estaban la falda y el chaleco que un montón de
veces me había quedado pegada mirando, así que me llevé los dos. Estaba hiper
contenta y en la caja me esperaba Manuela para hacer efectivo el
descuento.
Todo esto se los cuento porque me dejó varias
enseñanzas: primero hay que alegar cuando a uno no le parecen las cosas, somos
clientes y tenemos derechos, muchos más de los que imaginamos y tenemos que
hacerlos valer; y segundo, la atención al cliente en este tipo de casos es muy
importante para que una tienda tenga verdadera cercanía con el cliente y entre
en el selecto grupo de las que realmente tienen buena atención.